Un regalo de Navidad
Recuerdo a alguien que me produce malestar, alguien que conozca personalmente o no.
Por la resonancia esa persona vive ese mismo malestar.
Imagino a ese alguien delante de mí y le miro a los ojos.
Sólo miro sus ojos, ojos profundos de ser humano y me sumerjo en su inmensidad, en su dolor, en su responsabilidad y en su grandeza.
Me abro a sus anhelos, sus fidelidades y su servicio a la vida. Aunque no entienda ese servicio. Todos los seres pertenecen al Vacío creador, a la Gran Conciencia y todos están al servicio.
Siento su amor.
Le digo:
"en ti me encuentro a mí mismo.
Ahora veo el daño que te he hecho con mi pensamiento, mi rechazo, mi juicio.
Veo el daño que mis ancestros hicieron a tus ancestros.
Esto ya terminó.
Honro tu destino.
Gracias por ser cómo eres."
Siento mi cuerpo, siento algo nuevo, cómodo, amoroso, extendido o relajado. Soy más yo que antes y esta persona también.
Es mi regalo para ella y para todos los que resuenen con nosotros dos.