Salir de una identificación
Algunas personas se sienten incoherentes, piensan, sienten o hacen cosas que les sorprenden pero no pueden evitar hacerlas. Gracias a las constelaciones sabemos que es frecuente que estemos reemplazando a alguien hasta el punto de estar identificados con ese alguien.
La identificación con un familiar, conocido o no, puede llegar a la simbiosis total.
La persona observará que después de desidentificarse, al cabo de unos meses, hasta su carácter y su personalidad se habrán transformado, ha dejado de ser “aquella” persona y por fin empieza a ser sí misma.
Ejercicio
1. Es mejor hacerlo entre dos personas: la persona y el ancestro.
Primero están los dos y se dejan mover sin intención. Puede haber rechazo o acercamiento mutuo.
Después de unos segundos, un minuto quizás, la persona va a repetir “yo soy tú”, hasta que pueda mirar al ancestro a los ojos.
En ese momento empezarás a darte cuenta que eres diferente de ella.
Entonces, a partir de ese momento repites “Tú eres tú, yo soy yo” hasta que los dos se separen.
Dices ahora dos veces:
“yo soy (tu nombre y apellidos), hija/o de (nombre y apellidos del Padre) y de (nombre y apellidos de la madre)”.
La persona dice: “por amor a ti, ahora elijo vivir mi propia vida”. Hasta que se pueda dirigir hacia la vida.
2. Lo puedes hacer también para un hijo o un nieto, si así te lo indica tu guía.
En ese caso representas o imaginas a 3 personas: tú, ese hijo y un ancestro.
Y dirigiéndote al hijo, las frases serán:
“Tú eres él”.
Tú eres tú, él es él”
“Tú eres…, hijo/a de…”
“Por amor a él, ahora elijes vivir tu propia vida”.
3. No hay otra persona para hacer el ejercicio contigo,
Irás alternativamente en los personajes, dándote tiempo para sentirles en cada turno.
