Dudas frecuentes sobre Constelaciones Familiares
¿Cómo los muertos pueden influir en mi?
Estamos hechos de los cromosomas de nuestros antepasados biológicos. Si admitimos la transmisión de los rasgos físicos por que no los de la vida emocional de nuestros abuelos. En efecto estamos tejidos por todo lo realizado por nuestros ancestros. Lo que dejaron sin hacer recae sobre nosotros y nuestros descendientes con la esperanza de que alguien lo realice. Pero no sólo es transmisión, también lo que hacemos tiene repercusión sobre los muertos. Todos, vivos y muertos, estamos interconectados.
Por que hay que decir frases que uno no siente?
La emoción es creada por un pensamiento. Si liberamos el pensamiento subyacente a una emoción, no necesitamos pasar por la emoción, esta desaparece por el mero hecho de haberse pronunciado las palabras o pensamiento que la provocaron.
Las frases sirven dos objetivos: desvelar la emoción bloqueada, no asumida que está creando una intrincación entre un antepasado y la persona y liberar una emoción parasita, adoptada de otro familiar.
Se puede constelar por otra persona?
Los padres pueden por derecho propio constelar por sus hijos. Recordemos que el hijo ES el síntoma de sus padres. Constelar a un hijo será pues constelarse a si mismo y al hijo.
En cuanto a constelar por otra persona que no sea un hijo, el principio es que no. ¿Quiénes somos nosotros para saber lo que debe constelar otra persona? ¿Quiénes somos para interferir en su destino? Sin embargo, la experiencia dice que en algunos casos, muy minoritarios, la Energía, el campo se sirve de nosotros para aliviar o reconducir algo de la carga de otra persona. Entonces ¿cómo sabemos si podemos hacerlo o no? Pidiendo el permiso de constelar al destino de esta persona y ateniéndonos escrupulosamente a la respuesta. Otra cosa es peligrosa para todos – el constelado, el que pide la constelación, el constelador -, pues forzar el destino tiene un coste muy alto.
¿Los niños pueden constelar?
No. Mi experiencia es que no. Los niños llevan el destino de sus padres. Quienes deben constelar por los hijos son los padres. La prueba es que el niño que asiste a una constelación o bien se duerme (no debe verlo) o bien se agita, se angustia. El niño no tiene capacidad de autonomía, sólo puede acatar las fidelidades invisibles a las que está sometido. Todo lo que hagan los padres para liberarse liberará al hijo. Por otra parte sabemos que tiene consecuencias nefastas el que un niño juzgue a sus padres, devele sus secretos, conozca sus desordenes.
Tengo tantos temas, no se cual elegir.
¿Estás seguro de que quieres cambiar tu vida?
Apurarse, preocuparse o agobiarse por tener tantos temas es simplemente un medio, más o menos consciente, para evitar enfrentarse al núcleo, a la pauta más profunda, al significado común de todos estos temas.
Podríamos constelar nuestra familia actual y nuestra familia de origen y ¿todo quedaría ordenado?
Los vínculos e intrincaciones se conocen por sus efectos, uno no se puede adelantar, es ineficaz.
Se pueden hacer estas constelaciones para ordenar. Pero esto no suprime la trama de vínculos que tenemos, vínculos que empezarán a hacerse efectivos en distintos momentos de la vida, según fechas aniversarios, memorias de lugares, destinos que cruzamos etc.
¿Cada cuanto se puede constelar?
Al principio, Hellinger decía que una vez en la vida. Después decía que era preciso esperar un mínimo de dos meses entre cada constelación, posteriormente ya no ponía plazo.
Lo que observo es que no hay regla. A menudo hay que dejar pasar tiempo después de la primera constelación. Otra observación es que los plazos se están acortando mucho.
¿Se puede contar la constelación?
Se puede contar la constelación a una persona íntima, compartiendo con ella la película de los hechos y las emociones. Lo que es negativo es analizarla, racionalizarla, durante los primeros días posteriores a su realización.
Cuanto menos hablemos de una constelación mejor, pues ya pasó y lo que estamos describiendo ya no es. Y hablar de ella es hacer retroceder la energía en el momento en que se desarrolló la constelación.
¿Las constelaciones son compatibles con otras terapias?
Sí, totalmente. Uno se da cuenta que con las constelaciones ya no se necesita tanto apoyo de una psicoterapia larga, en caso de necesitar este apoyo, pero sí puntualmente de terapias breves. Por ejemplo, las terapias energéticas son muy eficientes justo después de una constelación; las psicoterapias humanistas, las terapias de liberación o integración de los traumas son a menudo necesarias y suelen ser terapias breves.
¿Cómo es el proceso después de una constelación?
Cada proceso es diferente. Podremos experimentar más fuerza, más paz o más alegría desde un principio. Puede uno sentirse extraño durante unas horas o unos días. El síntoma constelado puede desaparecer de un modo espectacular o paulatinamente o incluso recrudecerse antes de desaparecer.
Uno va notando, en sí mismo y en los que le rodean, cambios sutiles o inexplicables.
Todo lo que se vive en la constelación se vuelve a vivir en la vida real, a veces en cuestión de horas (a menudo en los sueños), a veces en cuestión de meses, según la importancia del cambio.
Son cambios muy profundos los que se realizan a través de una constelación, necesitan muchos meses para abrirse camino. Las grandes tradiciones espirituales hablan de uno a dos años para la instalación del cambio radical.
¿Se puede constelar dos veces el mismo tema?
Se suele decir que no se debe constelar dos veces el mismo tema. No es que no se deba, es que si se da el caso significa algo. Uno quizá plantee el problema de un modo demasiado genérico; recordar que el tema se plantea del modo más concreto posible. Si se repite un asunto concreto será que interfiere algo de la vida actual de la persona que impide la sintonía con la conciencia familiar y con el destino propio, algo como un trauma sin integrar o una culpa sin asumir. Lo adecuado será entonces trabajar esta interferencia con otro tipo de terapia hasta solventar el estancamiento.
¿Hay que ser creyente para constelar?
No, en absoluto. Más bien, el trabajo con constelaciones va a despojarnos de nuestras creencias arcaicas – creencias elaboradas cuando éramos pequeño para aliviarnos del miedo, de la soledad o de la culpa y creencias por fidelidad a nuestro sistema, creencias que nos permiten sentirnos miembros de una familia, una clase social, una historia.
Nos damos cuenta, conforme crecemos, de que vamos abandonando las creencias restrictivas, elitistas, excluyentes: “esto está bien, hay que hacer esto, eso es bueno, eso es bonito, eso es valioso,…” Con estos juicios rechazamos por “malos, feos o despreciables” a todos los que no cumplen con nuestras exigencias.
Y vamos adoptando creencias “incluyentes”: todo ser humano merece ser respetado, todo ser humano merece compasión…
Las constelaciones, terapia cuántica por excelencia, nos acerca a otra dimensión, de la misma manera que lo hace la física cuántica: la energía es pensamiento en acción. Somos energía. Somos pensamiento en acción, ¿de donde viene este pensamiento? Estamos organizados en sistemas (sistema corporal, sistema familiar, sistema de salud, sistema económico, etc…) ¿Este pensamiento es pre sistémico?
A través de la representación física de las personas de una familia Hellinger pudo darse cuenta del significado del movimiento de estos representantes: existe un nivel de movimiento, muy lento, muy profundo, anterior a las emociones que es la manifestación de las fuerzas invisibles, inconscientes que dirigen los vínculos entre vivos y muertos.
Las constelaciones son la representación gráfica de unas dinámicas que superan nuestra comprensión racional. Las definiciones como creyente, ateo, esotérico no tienen mucho significado en este contexto, pues sólo se trata de observar y descubrir. Y para observar y descubrir, para “reconocer lo que es”, no queda mas remedio que despojarse un momento de las convicciones anteriores.
Y según Hellinger ¿Qué es lo más importante? ¿Cuál es el sentido de la vida?
No hay ninguna cosa más importante que otra, todo es igualmente valioso por el sólo hecho de estar ahí.
Sólo el que no está en sintonía con la vida se pregunta sobre el sentido de la misma.
El sentido de la vida es vivir. Vivir y ayudar a vivir. Vivir, que no sobrevivir, incluso en condiciones de supervivencia.
Brigitte Champetier de Ribes